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Guitarricadelafuente reabre la Riviera

Guitarricadelafuente, ese chaval en el centro de uno de los ascensos más meteóricos de los últimos años, tuvo ayer el honor de reinaugurar La Riviera en un evento a beneficio de los técnicos y operarios del sector musical. Organizado por Live Nation, la mítica sala madrileña se llenó de sillas y mascarillas para un concierto especial. El público, alrededor de 400 jóvenes enmascarados, acudió raudo a la llamada del valenciano, que antes del confinamiento había conseguido agotar las entradas para un concierto en el Circo Price en tan sólo ocho horas.
Alvarico dará también el pistoletazo de salida al ciclo Conciertos en Kasas, que comienza mañana Viernes. Mucha responsabilidad para un músico de 21 años, que ha recorrido ya más camino que muchos artistas veteranos.
Con cincuenta minutos de retraso y después de un aviso sanitario que se repitió al menos seis veces, el músico salió a un escenario decorado con mucho gusto. Apoyado por 4 buenos músicos (teclado, guitarra, bajo y percusión), comenzó la noche con Nacido pa ganar, que arrancó los contenidos aplausos de un público responsable.
Armado con su guitarra acústica, que presenta un sonido muy rítmico y algo sucio, Álvaro demuestra que sabe tocar, añadiendo algo con cada rasgueo. Siguió Caballito, una canción correcta que bebe mucho del flamenco tradicional. Sixtinain es una canción que sonó mucho mejor en directo que en disco; los matices del cajón y los espectaculares de la banda rellenan el espacio que deja la voz del cantautor en una canción enérgica, melancólica y pegadiza, un combo difícil de encontrar.
No pude escuchar el nombre de la siguiente canción, corta e inédita, pero resultó muy interesante con una batería que recorrió todo el catálogo de ritmos y posibilidades para el estilo.
Los músicos estuvieron de diez en todo momento, sujetando a Guitarricadelafuente con mucho nivel. Mención especial para el bajista y el percusionista, cuyo trabajo fue la base del éxito de anoche. Aunque no tocaron mucho todos juntos ya que el formato iba cambiando constantemente,   estuvieron brillantes en su trabajo vocal, algo que en el año 2020 es común pero representa una de las grandes evoluciones de la música en los últimos años; hoy en día todo está lleno de voz.
Excelente versión desnuda de La Albada, canción de José Antonio Labordeta, que demostró que el valenciano puede tomar el escenario sólo sin ningún problema. Apoyado por apenas unos acordes de piano y una nota pedal de bajo, Álvaro dejó una buena interpretación vocal en la que es posible que el técnico de sonido se excediera con el Reverb.
Guitarricadelafuente es un fenómeno nuevo y original. En apenas dos años ha pasado de los bares a las giras nacionales, sin duda propulsado por una voz que, guste o no, es un sonido totalmente fresco. Al final la música es la búsqueda de ese elemento diferenciador; una canción, un estilo, un acorde… Guitarrica tiene un hueco claro
Siguió con El Conticinio que en palabras de Álvaro es -“ese momento en el que todo está en silencio por la noche”-, una atmósfera solitaria pero pacífica que captura muy bien el minimalismo del arreglo. Después, antes de que volviera la banda, Ya mi mamá me decía, su último single publicado hace apenas unos meses. En él, es el propio músico quien se acompaña con un pedal que simula el bombo.
Hubo algún problema de sonido, especialmente en las primeras canciones, pero La Riviera es una sala con una acústica fantástica y es difícil que la música suene mal. Algún micro que acopló pero nada grave…
Siguieron ABC y Nana triste, dos canciones elegantes interpretadas ayer a tres guitarras. Las armonías descienden del flamenco y dejan un trabajo de mano derecha de Álvaro que es realmente muy bueno.
La banda honró también, como no podía ser de otra manera, al mítico grupo Triana versionando su canción Tu frialdad. 
Una pega que se le podría poner al espectáculo es que las canciones son, en esencia, fotocopias unas de otras. Todos los artistas tienen un estilo definido pero es común entre los más exitosos tener más de un registro vocal. El joven valenciano no lo tiene (¿aún?) y eso hace que el concierto se haga repetitivo por mucho que cada canción tenga sus propios detalles. Buenos momentos también en Agua y Mezcal, una canción redonda a caballo entre los ranchos de Jalisco y los olivares de Andalucía.
El momento más emocional de la noche llegó con Guantanamera, el mayor hit del joven compositor, que hizo enloquecer a la hinchada.
Álvaro Lafuente, un chico normal que quería tocar la guitarra, va camino de convertirse en una estrella nacional. Su inconfundible voz y pluma de barrio le llevarán lejos.